domingo, 25 de mayo de 2014

ANTONIO BUERO VALLEJO Y SUS OBRAS

Nacido en Guadalajara en el años 1916, luchó en las filas republicanas y, al término de la guerra civil, permaneció varios años en la cárcel franquista, donde coincidió con Miguel Hernández. En 1949 se dio a conocer, y obtuvo el premio Lope de Vega, con Historia de una escalera, que trata de las aspiraciones y frustraciones de los inquilinos de una casa de vecinos del viejo Madrid. La obra causó impacto por su realismo y su contenido social.
En sus primeras obras, Buero Vallejo se propuso desvelar la angustia y soledad en las que se debate la existencia humana, casi siempre en condiciones mediocres cuando no hostiles. Representativas de esta primera tendencia son la citada Historia de una escalera y Palabras en la arena, ambas de 1949.
En la etapa posterior, particularmente vasta, el autor muestra una tendencia al mito, la leyenda y la fábula, en obras como:
En la ardiente oscuridad (1950), La tejedora de sueños (1952), Madrugada (1953), Hoy es fiesta (1956), Las cartas boca abajo (1957), La doble historia del doctor Valmy (1964), El tragaluz (1967),Llegada de los dioses (1971), La fundación (1974),Caimán (1981), Diálogo secreto (1984), Lázaro en el laberinto (1986) y Música cercana (1989).

Una poderosa tendencia que anima su teatro es incorporar, convenientemente retocadas, corrientes antiguas del teatro español que han sido desdeñadas. Otro de los ejes de su dramaturgia es la preocupación por la realidad española y el intento de propiciar una reflexión apasionada y serena, rigurosa pero abierta, que abra la conciencia civil al espejo de la historia.

Mediante el recurso al simbolismo y a la reflexión histórica, el autor esquivó de paso los rigores de la censura franquista y pudo ver estrenadas sus obras con relativa normalidad. En todo caso, el "posibilismo" defendido y practicado por Buero Vallejo provocó en los años sesenta una áspera polémica con Alfonso Sastre.
Pero no se puedo afirmar que los problemas políticos de España no sean abordados en su teatro: por ejemplo, en El tragaluz, donde unos investigadores del siglo XXII reconstruyen con reflectores (procedimiento distanciador de resonancia brechtiana) los pensamientos y la actuación de una familia española en la posguerra; y en La doble historia del doctor Valmy (1968), estrenada en Inglaterra y prohibida por la censura española hasta1976, que trata el tema de la tortura y la inconsciencia de los torturadores.
A lo largo de su vida, Buero Vallejo, que luchó contra toda clase de adversidades (particularmente contra la censura) y que nunca abdicó de sus ideas ni de una actitud ética de compromiso con los más débiles, recibió numerosos homenajes. El mundo oficial se rindió ante su talento, y le concedió el Premio Nacional de Teatro (1980) y el Cervantes (1986). Fue también galardonado con el Premio Nacional de las Letras (1996) y con el Premio Max Honorífico (1999).










BIOGRAFIAS: 

MIGUEL MIHURA Y SUS OBRAS



Miguel Mihura realizó estudios superiores y estudió también lenguas extranjeras, dibujo, pintura y música. En su juventud fue dibujante y periodista en revistas cómicas, aunque siempre frecuentó los ambientes teatrales. Sus inicios estuvieron determinados por las corrientes vanguardistas, y en especial por Ramón Gómez de la Serna. Bajo el pseudónimo de Miguel Santos, colaboró en las revistas madrileñas Buen Humor, Cosquillas, Muchas gracias, Gutiérrez y, mientras ocurria la guerra civil, en La ametralladora, escondiéndose, por miedo a represalias, bajo otro pseudónimo, Lilo.
En 1941 fundó La Codorniz, famosa revista semanal de la posguerra, que dirigió hasta 1946. La revista se impuso por su comicidad nueva, ilógica y surrealista que, con la denominación de "humor codornicesco", caracterizó también la producción teatral del autor. Mihura fue además guionista de más de veinticinco películas, destaca Bienvenido Mr. Marshall, dirigida por Luis García Berlanga en 1952.
Pero su verdadera vocación artística era el teatro, con el cual había tenido relación desde niño, por ser hijo de un actor, pero al que no se dedicó hasta mucho más tarde. Su primera comedia, Tres sombreros de copa, fue escrita en 1932, pero sólo pudo ser representada veinte años después. Los motivos de este rechazo van desde considerarla irrepresentable hasta la indignación de un Valeriano León, que la juzga "la obra de un demente". Hasta cierto punto, no ha de sorprender este rechazo dentro de un panorama teatral español eminentemente conservador, marcado por los límites moderados en las formas y en los contenidos del modelo establecido por Jacinto Benavente. Si, en estos momentos, la obra no deja de responder al tipo de humor, cercano al absurdo, que está en boga en toda Europa se habría adelantado, sin duda, a algunos de los resortes de este reciente teatro.
Estrenada en el Teatro Español de Madrid el 24 de noviembre de 1952, la anécdota de Tres sombreros de copa es extremadamente sencilla: Dionisio duerme en una pensión su última noche antes de casarse, cuando irrumpe en la habitación un grupo de bailarinas de varietés y organizan una juerga noctámbula que durará hasta la madrugada y que casi terminará con los sanos proyectos del protagonista. Se plantea la oposición que hay entre el mundo falso y sumamente estrecho de la burguesía de provincias y la libertad (quizá falsa también) de ese otro modo de vida que es el de las artistas, entregadas a la sorpresa de cada nuevo día.

Lo verdaderamente nuevo en esta obra es el absurdo aparente de numerosas situaciones y diálogos. Evidenciar videnciar los rasgos tragicómicos de la vida y poner en duda la validez de los conceptos sobre los que la cultura oficial basaba su propia seguridad, el autor recurrió a la estrategia de destruir la solidez semántica del lenguaje, negando la lógica a través de un sutil e inexorable juego de referencias surreales y de asociaciones inverosímiles.

El caso de la señora estupendaUna mujer cualquieraA media luz los tres (1953), El caso del señor vestido de violeta (1954) ¡Sublime decisión!La canasta (1955), Mi adorado Juan (1956), Carlota (1957), Melocotón en almíbar (1958), Maribel y la extraña familia (1959), El chalet de Madame Renard (1961), La bella Dorotea(1965), Ninette y un señor de Murcia (1964), La tetera(1965) y Sólo el amor y la luna traen fortuna (1968).

Casi unánime, la crítica ha encontrado en ellas una postura ambigua del autor, debatiéndose durante el deseo de responder a las exigencias estéticas del público burgués y sus propias exigencias de libertad creativa. Independientemente del abandono de su primitiva intransigencia, se le reconoce sin embargo el mérito de haber explorado nuevas fronteras teatrales. El propio Eugène Ionesco lo elogió como precursor del teatro del absurdo y por su combinación de elementos trágicos y ridículos, dentro de un talante irracional que a su juicio puede desvelar, mucho mejor que el racionalismo formal o la dialéctica automática, las contradicciones y la estupidez del espíritu humano".

AUDIOS:
http://www.march.es/

BIOGRAFIAS:

http://www.materialesdelengua.org/LITERATURA/HISTORIA_LITERATURA/MIHURA/index_mihura.htm
http://cvc.cervantes.es/lengua/anuario/anuario_05/oliva/p03.htm

TEATRO DICTADURA FRANQUISTA DE LOS AÑOS 70

Los años setenta:

El Teatro Experimental en la década de los setenta (sucedió igual en novela y poesía). Los autores, sin abandonar la intención crítica, buscan nuevas formas de comunicación con el público. Está renovación se conoce como Nuevo teatro español (desde finales de los años sesenta). Es el equivalente a loque hoy se conoce como teatro alternativo. Destaca este nuevo teatro por su antirrealismo y su experimentación escénica con efectos como el sonido, los efectos visuales, efectos especiales… se recupera el sentido del teatro como espectáculo. En cuanto al contenido, hay mayor contenido alegórico, fantástico, simbólico o, en definitiva, que supere las limitaciones del realismo. Además, se impulsa la idea de la creación en grupo frente al escritor individual tradicional.
- Nace por la influencia de las tendencias más vanguardistas del teatro europeo (surrealismo, absurdo): Beckett, Brecht, Ionesco, Arrabal…
En cuanto a los cambios en los elementos dramáticos destacan:
- Personajes no son personas sino signos, representantes de una función dramática en el texto pero sin conciencia individual ni humana. Representan caracteres y son la unión entre el autor y el público.
- El lenguaje y contenido son generalmente simbólicos. Las palabras tienen un doble significado.
- La acción no tiene lógica argumental. Estas obras no suelen tener argumento ni desarrollo lógico de los hechos como en el teatro tradicional.
- El escenario se llena de “objetos”: un coche, una taza de W.C. una cama, sillas… que tienen una función simbólica en relación con el contenido de la obra. Revalorización y renovación de los efectos escénicos (luz, sonido…) como fundamental del espectáculo teatral. Es más importante el espectáculo que el texto. El texto es un apoyo del espectáculo y no viceversa.

- Aunque los motivos que conducen a estas opciones teatrales son muy variados se pueden reducir a dos principalmente: fines político-sociales (inspirados en Brecht) o espectáculos lúdico-ceremoniales.


TEATRO EN LOS AÑOS 50 Y 60

Los años cincuenta y sensenta:
La censura se relaja y tolera algunos enfoques críticos, y porque aparece un público nuevo - además del burgués de siempre -, un público juvenil y universitario que pide otro teatro. Todo ello cuando, en el conjunto de la creación literaria, fragua la concepción del realismo social. Sus características coinciden con el realismo crítico de la poesía o de la novela. La temática de estas obras es característica del teatro social. Todas abordan problemas muy concretos, angustias, esclavitud, burocracia, situación de los obreros.. lo común es la injusticia social y la alienación, y ante ello, la actitud del autor será testimonial o de protesta. En cuanto a la estética y la técnica, estas obras se incluyen en el realismo, aunque con matices: realismo directo y elemental, sainete, rasgos esperpénticos, estilización expresionista de la realidad... Un teatro más social. Tanto en su temática como en su actitud, estos autores representan un intento de crear un teatro comprometido con los problemas de la España en que vivían. Por hablar de algún ejemplo del teatro que triunfó nombraremos a Alfonso Paso, que aunque sus primeras obras fueron de interés testimonial prefirió el éxito y escribió más de 100 comedias hoy olvidadas. Se inscriben también en este tipo de literatura Ana Diosdado, J.J. Alonso Millán, Jaime Salom, Jaime de Armiñán...

El realismo social en teatro (como en novela y poesía) se caracteriza por:



- Mayor importancia del contenido que la forma

- Personajes pertenecen a las clases marginales de la sociedad

- La obra pretende influir en el espectador para que éste actúe y provoque un cambio en la sociedad (en este objetivo, como la novela y la poesía sociales, va a fracasar)

Alternativa realista: Una serie de autores nacidos altrededor de 1925, a los que se les llama La generación perdida o La generación realista. Comparten los siguientes rasgos:
- Tono crítico.
- Alejamiento del costumbrismo.
- Concepción dialéctica de la realidad.
- Gusto por los siguientes asuntos: Injusticia social, vida del proletariado, hipocresía social, crueldad de las llamadas 'buenas costumbres'...
Lenguaje: Violento, directo y desafiante. Toman postura frente al lenguaje oficial.
Autores: Lauro Olmo, Martín Recuerda, Carlos Muñiz.
Alternativa alegórica:
Características:
- Invasión de la escena por objetos simbólicos, que no son parte del decorado, sino elementos esenciales (jaulas, tazas de váter...)
- Acción y lenguaje parabólicos.
- Destrucción del personaje: Se transforma en un esquema intencional para provocar respuestas en el espectador.



TEATRO EN LA ÉPOCA FRANQUISTA DE LOS AÑOS 40

La mayoría de los autores anteriores a la Guerra Civil mueren o se exilian. Y los que se adaptan a las circunstancias y siguen estrenando no escriben obras de verdadero interés (Benavente, Arniches). Por tanto etapa de búsqueda, entre los que resulta sintomático un teatro existencial. Se adaptan comedias extranjeras mediocres y de diversión, pero no pueden competir en ese terreno con el cine. Dentro de ese teatro comercial y conformista, aparece una corriente de nuevos autores seguidores de la comedia benaventina, un tipo de alta comedia que se caracteriza por: el predominio de comedias de salón o de los dramas de tesis (la obra está concebida como demostración de una tesis, es decir, de un principio filosófico, político, etc. del que es partidario el autor. Se acerca a la literatura parafernalia.); y una preocupación por la obra bien hecha, con un diálogo cuidado. Aparece también una corriente de teatro cómico, la más interesante de la época. Que pretende renovar el teatro de humor introduciendo lo inverosímil y lo absurdo, pero cuya novedad también se estrella contra el gusto del público, y por tanto, tuvieron que moderar sus innovaciones para tener éxito (Jardiel Poncela, que se había propuesto renovar la risa introduciendo lo inverosímil y que después no funcionó con el público, o como Miguel Mihura al que le sucedió algo parecido. Ambos presentan facetas que se han considerado precedentes en el teatro del absurdo). Y por último un teatro grave, preocupado, inconformista y existencialista (Buero Vallejo -Historia de una escalera, Alfonso Sastre -Escuadra hacia la muerte-) que desemboca en el teatro social de la etapa posterior. Son obras de un teatro “distinto” que quiere hacerse un sitio en la escena, frente a lo trivial o lo convencional.


PANORAMA GENERAL DEL TEATRO EN LA ÉPOCA FRANQUISTA

El teatro fue el género más favorecido por las circunstancias. Viene marcado por los 
mismos condicionamientos comerciales e ideológicos que el teatro anterior a la guerra (las compañías siguen dependiendo de los intereses de unos empresarios que, a su vez, se someten a las preferencias del público burgués), más la censura férrea de la dictadura. Todo ello explica que el teatro de posguerra no sea el terreno propicio para las inquietudes renovadoras y desde luego no suele ser un negocio. Como consecuencia también aparecen dos tendencias: la comedia comercial y de evasión (intrascendente o conformista) que se consigue estrenar, y el teatro serio y comprometido que sufrirá un penoso calvario. Así se habló de un teatro visible (el que accede a los escenarios) y de un teatro soterrado (que intentaba innovar y que apenas logró mostrarse)


El teatro, al igual que la novela en el franquismo, tuvo diferentes etapas:

Etapa de búsqueda y teatro existencial junto con las tendencias tradicionales del teatro comercial (40 y 50) 

Realismo social (50) 

Teatro experimental (60 y 70)

Teatro de la democracia, en el que se elimina la censura.