mismos condicionamientos comerciales e ideológicos que el teatro anterior a la guerra (las compañías siguen dependiendo de los intereses de unos empresarios que, a su vez, se someten a las preferencias del público burgués), más la censura férrea de la dictadura. Todo ello explica que el teatro de posguerra no sea el terreno propicio para las inquietudes renovadoras y desde luego no suele ser un negocio. Como consecuencia también aparecen dos tendencias: la comedia comercial y de evasión (intrascendente o conformista) que se consigue estrenar, y el teatro serio y comprometido que sufrirá un penoso calvario. Así se habló de un teatro visible (el que accede a los escenarios) y de un teatro soterrado (que intentaba innovar y que apenas logró mostrarse)
El teatro, al igual que la novela en el franquismo, tuvo diferentes etapas:
Etapa de búsqueda y teatro existencial junto con las tendencias tradicionales del teatro comercial (40 y 50)
Realismo social (50)
Teatro experimental (60 y 70)
Teatro de la democracia, en el que se elimina la censura.
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